domingo, 1 de junio de 2014

Crónica Ironman 70.3 Barcelona: La vida es sueño


Esta vez no hubo problemas técnicos, ni olas de 6 metros, ni monstruos marinos, ni tiburones al acecho de triatletas envueltos en neopreno. Así que la crónica será menos emotiva y menos larga que la del año pasado, lo siento. A veces las victorias son más aburridas que las derrotas, quizás por eso las películas con dramones tienen más éxito. Lo que si hubo fueron muchos nervios previos, mucho disfrute durante la carrera, un pelín de sufrimiento en los últimos km's del running, y muchas emociones vividas durante toda la jornada, que viajaran conmigo a lo largo de mi vida.




Como el año pasado, había que volver a hacer malabarismos con la preparación, como el malabarista que hace el espectáculo de hacer rodar los platos encima de unos palos, que tiene que estar constantemente moviéndolos para que no se caiga ningún plato. Como el camarero que tiene que atender varias mesas y llega a veces tarde. Prometo que he intentado estar en todos los sitios, aunque no siempre lo haya conseguido.

Acudíamos a la cita con una versión mejorada 2.0 de triatleta globero, con unos cuantos kg's de menos, más madurez triatlética a base de muchas horas, de madrugones, de aprovechar cualquier hueco para entrenar, a base de cambiar ocio y dormir por horas de entreno. Cuando era entrenador de Fútbol Americano, siempre les decía a mis jugadores que para ser un buen jugador hay que empezar por parecerlo, y para ser un buen equipo también había que parecerlo, así que intenté aplicarme esa máxima, perdiendo peso para no parecer un lomo embuchado dentro del mono de triatlón. El nuevo mono del club me lo había probado en Navidades para encargarlo, y creo que si hubiera salido a la calle vestido con él, alguien me hubiera llevado y servido de comida navideña para varios comensales en algún hogar. Aún recuerdo la cara del dependiente cuando le dije que quería una talla M, pues sí que pasa?, pensé.

Tener los deberes hechos era el primer paso para conseguir el objetivo, y hacerlo sin tener que sufrir. Sabía que hay una parte que no puedes controlar, estado de la mar, problemas técnicos con la bici, un brote de la espondilitis, no encontrarte malo el día de la prueba y mil cosas más, pero por lo menos cumplí con mi parte del trato: parafraseando a Luís Aragones se trataba de "entrenar, entrenar, entrenar….y después entrenar".

La última semana se hace muy larga, me dediqué prácticamente toda la semana a hacer series en piscina de 2.000 m y 1.500 m para encontrar la respuesta a mis miedos en el agua, respuesta que no encontré, pero si que me ayudó a darme confianza. La bici la había llevado de nuevo al mecánico para que me cambiara por si acaso la cubierta, que tenía una pequeña raja desde la última salida. El tema de la bici me había convertido en un maníaco, cada vez que me hijo pequeño se acercaba a mi bici me ponía de los nervios: "hijo, dale un pelotazo a la tele si quieres, pero la bici ni mirarla".

Llegado el jueves por la tarde me viene un buen resfriado y no paro de estornudar, el viernes volviendo del trabajo no me encuentro nada bien, y comienzo a pensar "no puede ser verdad, no puedo poner enfermo ahora", pero dicen que es mejor encender una vela que quejarse de la oscuridad, así que comienzo a medicarme para estar lo mejor posible el Domingo. Al final no me influyó mucho, sólo en ir con el moquillo colgando todo el rato y en tener que toser a ratos debajo del agua mientras nadaba.

Por fin llega el sábado y subimos a primera hora para Calella con la family, tenía ganas de llegar y ver el estado de la mar, llevaba un año obsesionado por este tema después de la experiencia del año  pasado: nota mental, la próxima prueba que haga la hago en un lago y a tomar por culo. El año pasado me pasé toda la semana mirando el tiempo que iba a hacer, total para nada, así que este año me había propuesto no mirar nada del tiempo, lo que tuviera que ser ya me lo encontraría allí. Esta vez el mar estaba en relativa calma, y había previsión de buena climatología para el día de la carrera, que al final no fue tan bueno. Llegamos a Calella y me voy a recoger el dorsal a la expo, mientras mi familia se va a dar un paseo por la playa y por el pueblo. Allí me voy encontrando con varios componentes del equipo con los que comentar la jugada, mientras veo el tinglado que tiene montado Ironman con su merchandising, con cosas muy chulas pero muy caras.







Vamos al briefing, explican unas cuantas cosas de la carrera, nada nuevo excepto que no van a permitir entrar a la meta con familiares, cosa que me molesta bastante, que más les dará?.




A mediodía voy a comer con mi mujer e hijos y pasamos un rato distendido, ver que el estado del mar es bueno me da bastante calma para afrontar la prueba y me quita bastantes nervios. Después de descansar un rato en el hotel y preparar las bolsas para las transiciones, nos vamos para boxes. Dejo las cosas, lo repaso todo unas cuantas miles de veces, y luego me voy a hacer unas cuantas fotos frikies en la salida de la natación con los logos de Ironman por todos lados, el logo era como un imán para las fotos para todo el mundo.









Cuando no faltaba mucho para que cerraran boxes me llama mi primo, que también debutaba en la distancia, y me dice que justo antes de entrar la bici a boxes a pinchado al hincharla, y si le puedo echar una mano. Voy para allí y me lo encuentro cubierto de grasa, con la rueda pinchada, sin herramientas y con sus cinco hijos dando vueltas alrededor. Yo, y eso que suelo tener paciencia, en su lugar me hubiera puesto de los nervios, pero por suerte es un tío tranquilo. Después de intentarlo, le digo que mejor que vayamos a dejar la bici a boxes, puesto que sin herramientas era muy complicado hacerlo, a parte de que tenía pinta de que la cámara no tenía la medida correcta, a ver si alguien nos puede dejar algo, pero cuando llegamos nos dicen que los boxes ya están cerrados, que la única solución es llevar la bici al día siguiente a las 5:20 de la mañana!. El escenario no era precisamente el ideal, eran las 7 de la tarde y tenía que ir a algún sitio a que le cambiaran la cámara, volverse con toda su familia a Barcelona, y después irse a dormir a casa de un amigo en Mataró para estar a las 5:20 en boxes!. Sinceramente en ese momento lo vi todo muy negro y me sabía muy mal por él. Después de eso fui con mi familia a ver un rato el fútbol, que a mi me importa un pimiento, para después ir a la pasta party, donde habíamos quedado con la gente del equipo, este año no me la quería perder, a parte de que es un ahorro. La jugada nos salió bastante bien, los niños no pagaban y yo tampoco, sólo mi mujer tuvo que pagar 5 euros. A parte del ahorro, fue muy bien para pasar un rato distendido con mis compañeros, y ver que no era el único con preocupaciones por la prueba.Terminamos de cenar y después de otras pocos fotos frikies al lado de cualquier logo Ironman, nos fuimos para el hotel. Yo creo que si la tapa del water de la expo tuviera el logo de Ironman, nos hubiéramos hecho un "selfie" cagando.




Quería estar cuanto antes en la cama para dormirme, que para mi siempre es mucho peor que la competición en si. Había estado relativamente tranquilo todo el día, pero fue meterme en la cama y dispararse la pulsaciones y los nervios, no me podía dormir. Comienzo cada dos minutos a decirle a mi mujer que no puedo dormir, sabiendo de la situación, por esta vez fue comprensiva y no me mando a la mierda. Me recordaba a mi hijo mayor, que muchas veces comienza con el "no me puedo dormir", y yo le contesto que cuente ovejitas y deje de dar por saco!. Por momentos me vienen los típicos pensamientos de "quien me manda a mi meterme en estas cosas", pero en esos casos siempre me acuerdo de una frase que leí hace un tiempo: "sueño abandonado, pesadilla cumplida". Al final no sé como, pero me dormí, no se cuantas horas serían, pero no muchas.

Antes de que sonara el despertador a las 4:30 ya estaba despierto, me pego una ducha y preparo lo poco que me tengo que llevar para la salida: neopreno, gafas de natación, vaselina, chanclas, una toalla para secarme en la transición y algún gel y barritas por si acaso. Bajo a desayunar y el comedor está lleno de triatletas, la mayoría van en grupo. Sólo desayuno dos panecillos y vuelvo para la habitación, cuanto antes llegue a boxes mejor, no quería ir con prisas y evitar sorpresas como el año pasado. Repaso y vuelvo a repasar todo lo que me tengo que llevar, me despido de mi mujer y me voy para boxes. Mi hotel estaba justo delante de la salida de la natación, por lo que justo tenía que hacer los 1,5 km en paralelo para llegar hasta boxes. Esta amaneciendo, el día es espectacular y el mar parece una piscina: mi día soñado en el día que quería cumplir un pequeño sueño. Ya en boxes vuelvo a repasar otras mil veces que esté todo en orden y que la bici tiene las ruedas bien hinchadas. Me pongo vaselina para evitar los roces, y me disfrazo de nadador para ir caminando con tiempo hacía la salida, otra vez el 1,5 km en paralelo de la natación. Camino de la salida, aprovecho para irme comiendo un plátano, esta vez no había visto a nadie del equipo en boxes, pero por el camino me pongo a charlar con otro triatleta, comentando lo bien que está el agua y alguna cosa del circuito de bici, con lo que el camino se me hace corto y ameno.

Al llegar a la zona de salida de la natación ya comienzo a encontrarme a gente del equipo, y me llevo la alegría de ver que mi familia ya estaban allí para verme salir. Nos hacemos unas cuantas fotos, y aprovecho para meterme un momento al agua para calentar, que más bien acaba siendo para enfriar!, por mucho neopreno que lleves, 15 grados se notan. Nada más sentir la sensación de frío del agua me comienzan a venir los nervios de otras ocasiones, pero como ya contaba con eso no hay problema, sé que la solución es nadar unos minutos hasta que se va esa sensación de agobio. Salgo y ya siento que estoy listo, para afrontar los 113 kilómetros por mar, montaña y tierra que tengo por delante. Mientras espero a que llamen a mi grupo de edad a la cámara de llamadas, mi hijo mayor no para de darme abrazos, supongo que si a mi ya me daban respeto los 113 km's, a un niño más todavía. Finalmente me toca irme para la cámara de llamadas, y últimos ánimos entre los compañeros: Carlos, compañero de club me dice que mi amigo y compañero de club David Sans me tiene preparada una sorpresa para la carrera. Me despido de mi familia, y recibo un último consejo táctico de mi hijo pequeño: "Papa, para nadar más rápido, ve tirándote pedos", le doy un beso y le digo que lo tendré en cuenta.



Así que allí estaba yo de nuevo con los pies hundidos en la arena un año después, con mis miedos, mis inseguridades, y por supuesto, mis cojones. Justo antes de dar la salida, ponen el sonido de unos latidos de corazón que le dan entre un toque épico y macabro al asunto. Bocinazo de salida: esta vez no quería cometer el error del año pasado, quedándome como un tonto delante del agua esperando a que saliera todo el mundo, así que miré de salir con el grupo, aunque evitando el meollo y los golpes.



Los primeros 200 metros se pasan rápido, aunque voy sin poder nadar cómodo con tanta gente. Ya pasada la primera boya, consigo encontrar mi espacio y poder nadar tranquilo, aunque me agobia un poco el tener las gafas un poco empañadas y no ver más que brazos que se mueven y poco más, aquello parece un mar lleno de atunes. Desconecto y me pongo a redactar mentalmente parte de la crónica, esperando que pasen los metros brazada a brazada. En este segmento siempre me pasa que desconecto tanto que pierdo la noción del tiempo y la distancia, y aunque el reloj vibra cada 100 metros, no llevo la cuenta. Lo de abstraerme se me da bastante bien, que se lo pregunten a mi mujer ;).Esta vez el circuito esta bastante bien señalizado, con una boya amarilla numerada cada 250 metros y una boya naranja entre medio de las amarillas. No es hasta pasado la mitad del recorrido que no comienzo a fijarme en la numeración de las boyas y a hacer cálculos de lo que me queda. Cuando llevaría unos 1.200 metros, un nadador no para todo el rato de cruzarse delante de mío, y al poco otro se pone al lado, haciéndome un bocata de triatleta. Pienso, que no habrá mar que tengamos que estar todos tan juntitos!, después de un rato así aminoro la marcha para dejarlos pasar y poder seguir nadando tranquilo. Pero al cabo de poco rato, me pasa un nadador al lado como una exhalación justo en el momento que iba a respirar para ese lado. Trago bastante agua, y por un momento pierdo la tranquilidad y tengo que concentrarme bien en la respiración y la brazada hasta volver a la calma. Unas cuantas brazadas después deduzco que ya queda poco y veo una boya amarilla que pensaba que era la última, pero no, faltaba una más, no pasa nada, a seguir nadando que ya llegaremos. Doblo la última boya y aprieto un poco para salir cuanto antes, tenía ganas ya de coger la bici. Salgo y tengo curiosidad por ver el tiempo, no tenía ni idea de como iba. Miro el reloj y veo 43 minutos ( tiempo oficial 44m:43s), 7 minutos menos que el año pasado, la inversión en horas de piscina habían dado sus réditos. Salgo y veo a mi familia que había venido a animarme otra vez, mientras me intento quita la parte de arriba del neopreno, que me cuesta más de lo normal porque tengo el manguito rotador del hombro roto desde hace muchos años, cuando jugaba en categoría junior, y tengo una movilidad limitada que me impide quitármelo con soltura.


Entro en la carpa para cambiarme y me noto que voy muy alto de pulsaciones, así aprovecho para bajarlas mientras me acabo de quitar el neopreno y cojo las cosas de la bici. Esta vez quería ir más rápido que el año pasado, que me puse el culotte, maillot, guantes, me comí un plátano, y sólo me faltó hacerme las uñas. Uno de la organización me ayuda guardándome el neopreno en la bolsa, y salgo a por la bici con la sensación de que me dejo algo, pero no, esta vez no me dejé nada. Me monto en la bici, y me pongo a toquetear el reloj para poner el modo de la bici, pero me lío y le doy tantas veces que se me queda en modo running. Por culpa de estar mirando el reloj, casi me la pego con uno que se había quedado parado, así que opto por dejar el reloj como está y centrarme en la carrera y dejarme de tonterías. Los primeros km's saliendo de Calella me encuentro un poco frío, no consigo encontrar un buen ritmo y no para de pasarme gente, como siempre vamos, yo creo que el día que comience a pasar gente en la bici se acaba el mundo. Quería disfrutar de la bici, y a eso vamos. Los primeros km's pasan rápido y enseguida ya estamos comenzando a subir a Collsacreu. Tengo muchas ganas de mear, y tengo una duda existencial triatlética: "parar o no parar" a mear. Como lo que quiero es disfrutar y no competir (intentar no llegar el último se considera competir?), opto por parar e iniciar cómodo la ascensión. En esta parte de la carrera mi posición ya se ha estabilizado, prácticamente ya no me pasa nadie (tampoco quedarían muchos por detrás, aunque hay que tener en cuenta que salí en la penúltima ola, y la última ola sólo era la de relevos), y tengo a la vista un par de triatletas con los que comparto visualmente la subida hasta Collsacreu. Me lo estoy pasando en grande, es un puerto no muy duro y que se deja subir bastante bien. Finalmente llega el final del puerto, y mientras me estoy concentrando ya para coger el avituallamiento líquido que había, aplicando el truco de tirar un botellín viejo y coger uno de la organización para tenerlo de recuerdo, veo que está mi compañero de equipo David Sans animándome, me da una gran alegría. Comienza la bajada y a disfrutar como un enano, es una bajada bastante tendida y se puede hacer muy bien, aprovechando rápidamente para devorar km's e irme acercando al objetivo. Casi sin darme cuenta ya estamos pasando Sant Celoni y comenzando la subida al Montseny. Justo al inicio de la parte más dura del circuito, oigo un triatleta que comienza a cantar el "Highway to Hell" de AC/DC, que mejor canción para la subida. Al poco pregunta cuantos km's de subida son e intercambiamos unas palabras de ánimo. Hacemos la primera parte de la subida juntos, es más entretenido ir teniendo la referencia de alguien y se hace más llevadero. Justo después de un pequeño descansillo, en la segunda parte de la subida veo a un triatleta que me llama la atención con una bici que no es de carretera, con casco del decathlon y bambas de correr en lugar de zapatillas de ciclismo, cuando paso al lado veo que es mi primo!. Rafa? que alegría verte!. Me explica entre jadeos que al final había podido solucionar lo de la bici, y que lo habían puesto en una salida anterior a la mía (habíamos dicho de hacer la natación juntos, ya que en principio salíamos en el mismo grupo de edad). Nos deseamos suerte y le dejo con una gran alegría porque el primer corte de la bici lo va a pasar (por suerte nada bastante bien), aunque sabía que le iba a tocar sufrir bastante para terminar. Él casi no entrena la bici porque no dispone de tiempo, y en un reconocimiento del circuito que habíamos hecho juntos un mes antes de la prueba, lo había pasado mal, no es un circuito fácil.



Ya en la última parte de la subida al Montseny me pasa una cosa bastante curiosa, a lo lejos veo un triatleta con la cabra, y casco aero haciendo eses en el asfalto, algo no me cuadra. Me veo voy acercando y veo que tiene unas "piernacas" impresionantes con el símbolo de Ironman tatuado en un gemelo que es como mi pierna, cada vez lo entiendo menos. Lo paso bastante fácil, me giro por curiosidad, y veo que es un guiri que pasaría de los 60 años, ya me extrañaba a mi. Pero al poco me pasa otro triatleta con la bici de carretera del decathlon de 300 euros y con bambas de correr, me encanta el triatlón!. Por fin corono el Montseny con mucho margen del tiempo de corte, el comienzo de la bajada es muy peligroso y técnico: curvas muy cerradas y carretera con muchos baches. Tengo que ir con mucho cuidado y frenando constantemente en las curvas para no salir volando montaña abajo y parecer E.T. en la escena de la película que va encima de la bici. Esta parte de la carrera es casi todo bajada, por lo que aprovecho para ir quemando kilómetros aumentando bastante la media, y así poder terminar la bici en menos de 4 horas, que era mi objetivo secundario. Sigo disfrutando mucho de la bici, y sin darme cuenta ya estoy de nuevo en la última subida a Collsacreu por el otro lado por donde hemos venido al inicio. Antes de iniciar la parte más dura, decido volver a parar a mear, con eso me aseguraba no tener que parar en el running y una cosa que me quitaba de encima. Subo sin forzar, no quiero sorpresas y aprovecho para seguir comiendo e hidratándome todo lo que pueda para llegar al running con las máximas reservas posibles. Una vez llegado arriba del Collsacreu, me encuentro de nuevo a David que se había esperado a que llegara de nuevo. Me anima y me dice que me va a seguir una parte del trayecto. Como comienza una bajada bastante pronunciada, y él tenía que subirse a la bici, lo pierdo de vista, luego me dijo que bajo luego por otro sitio para evitar problemas con los jueces. Sé que lo peor ya está hecho, pero no me fio ni un pelo de los pocos que me quedan,  el año pasado a estas alturas también todo parecía controlado. Después de bajar un buen rato, llego a la nacional y paso por el sitio donde se me rompió el cambio el año pasado con el culo apretado por si acaso. El tramo de nacional pensaba disfrutarlo al máximo porque significaba que estaba cerca de terminar el circuito de bici, pero poco antes se había levantado un viento muy desagradable que dificultaba mucho el pedaleo y me impidió disfrutarlo como quería. Por fin llego a Calella y aprovecho a comer un par de dátiles antes de empezar a correr. Justo un poco antes de llegar a la zona de boxes para hacer la transición, veo a mi familia de nuevo, esta vez no se me escapa pienso para mi. Tiempo total 4:09h, peor de lo esperado, pero aún con tiempo de conseguir bajar de las 7 horas en total.


Transiciono bastante rápido, puesto que sólo es dejar la bici y ponerse las bambas, y me pongo a correr con muchas ganas, llevaba un año esperando ese momento.  Llevo 5 horas justas de competición, y si hago la maratón en menos de 2 horas, cosa asequible, bajaré de las 7 horas. Aquí es donde quería estar, aquí es donde debería haber estado el año pasado. Dicen que la venganza es un plato que se sirve bien frío, en mi caso se puede decir que después de un año estaba casi caducado, pero la verdad es que saboreo los primeros kilómetros del running, correr nunca había sido tan delicioso.
Comienzo a buen ritmo, me encuentro bien y comienzo a pasar a gente, pero claro, ellos estaban fundidos en la segunda y última vuelta y yo acababa de empezar. Primer paso por meta, y lo hago a lo grande, aterrizando sobre la alfombra que hay en la zona de meta porque hay un pliegue que no he visto. Me levanto de un bote con bastante orgullo y cara de aquí no ha pasado nada, no estaba para perder tiempo ni simular lesiones como los futbolistas. Oigo que el público murmulla que no he sido el primero, y desde ese momento pusieron uno de la organización avisando a los corredores para que no tropezasen. Después del primer paso por meta me encuentro con mi entrenador que me hace un gesto de "venga, que vas bien!", intento ver a mi familia por donde me imaginaba que estarían de nuevo pero no consigo verlos. Por el trayecto de ida y vuelta me voy encontrando con compañeros de club que te animan con gestos de "esta vez si", notas que se alegran de verte en carrera.Ya saliendo de Calella en dirección a Pineda me viene un poco de bajón, es una zona donde ya casi no hay animación y se nota. De repente noto que alguien me tira del dorsal, cuando me voy a girar para ver que pasa (mandar a la mierda a quien sea, vamos), veo que es David Sans de nuevo, y me cuenta que su idea inicial era hacer parte de la bici conmigo por si le pasaba de nuevo algo a la bici como el año pasado, y en ese caso hacer el cambio por la suya, aunque había desistido por si pasaba algo con los jueces. Ya sé que es algo que está prohibido y que no se puede/debe hacer, pero es algo con lo que no haces daño a nadie y es un detallazo o no?. David, gracias, tu detalle dice mucho de ti. En esa zona hace bastante viento acentuado por que vas a lado del mar, comienzo a estar un poco fundido, pero su compañía me distrae. Paso justo por delante de donde comencé a salir con mi mujer y también al lado del descampado donde mi padre me enseño a ir en bicicleta, quien me iba a decir a mi que un día estaría corriendo por allí haciendo un medio Ironman. Los kilómetros pasan más lentamente, bueno en realidad el que iba más lento era yo, que los km's no los mueve nadie, pero todavía no se ha encendido la luz de reserva. Ya de vuelta a Calella nos encontramos a Lourdes, compañera de equipo que comienza a ir justa de fuerzas. David le dice que se enganche a nosotros, pero declina la invitación. Como yo en ese momento me encontraba bien de fuerzas, le dije a David que se quedara con ella que le hacía falta. Voy camino del segundo paso por meta para comenzar la última meta y de nuevo me encuentro a mi familia animando desde un chiringuito haciendo su particular avituallamiento, ya queda menos pero me estaba acercando peligrosamente a mi zona reserva. Inicio la última vuelta y se nota que ya queda mucha menos gente en el circuito. Me queda justo una hora para hacer la segunda vuelta y poder acabar por debajo de las 7 horas, en ese momento lo veía aun factible.


Como vas y vuelves por el paseo, me encuentro de nuevo a mi familia y les digo que me quedan 8 km's y que se vayan para meta, pero creo que no me oyen. Justo después me viene una rampa bastante fuerte que me obliga a parar unos segundos para darme un pequeño masaje, por momentos me vienen los fantasmas de mi primera maratón, donde tuve que hacer casi caminando los últimos 5 km's por las rampas. Hago repaso de la maquinaria y opto bajar el ritmo ya de por si bajo, acortando la zancada para evitar las rampas que están continuamente asomando. En un avituallamiento decido coger naranjas, pero por no parar se me caen los tres trozos que me han dado (otra nota mental, en pruebas tan largas es mejor parar en los avituallamientos antes que pasártelos o que no de te tiempo a hacerlo en condiciones). A partir de aquí los kilómetros se comienzan a estirar como un chicle, salgo de Calella de nuevo en dirección a Pineda, y poco a poco mis energías se van derritiendo como un cubito de hielo, me voy diluyendo como un azucarillo en un vaso de agua y  la amenaza constante de rampas y el viento que cada vez parece que sopla más fuerte le quitan encanto al momento y a la situación. Hacía el km 15 me encuentro a David que me está esperando otra vez como un autoestopista en busca de un triatleta con el que compartir el viaje, para acompañarme los últimos km's. Comienzo a tener empacho de kilómetros, el postre se me está atragantando, me lo he pasado muy bien durante la comida, estaba todo muy bueno pero ya no quiero devorar más kilómetros, que me traigan la cuenta por favor. Los últimos km's pasan en compañía de David al son de "vamos Romperalph que ya tienes tu medalla!", con mucho cuidado de que algún juez nos llame la atención. Ir en "low battery" me impide disfrutar del todo del momento, no por sufrimiento, sino más por orgullo e impotencia de tener que ir a un ritmo tan lento. David me dice si quiero apretar el último kilómetro, pero prefiero que no, ya hace unos kilómetros que se que se me va a ir el objetivo de bajar de las 2 horas en la media maratón y de las 7 horas en total, y además voy corriendo justo en el borde del precipicio de las rampas, quería entrar con dignidad a meta. Últimos metros y ya está mi familia esperando para darme los últimos ánimos y verme entrar, pensaba que estaría en las gradas pero se habían quedado fuera para verme desde el otro lado. Después de 7 horas "non Stop" encaro los últimos metros por la alfombra, tanto tiempo esperando ese momento y me quedo en blanco de sentimientos, sólo sentí un ligero estremecimiento de satisfacción justo antes de entrar en meta al pensar en que ya estaba hecho. No poder entrar con mi familia le quitó mucho encanto al momento, hay un momento de la vida en que tú ya no eres tú, yo sólo soy una pequeña parte de mi yo, la otra parte la forman mi familia: esa meta la deberíamos haber cruzado todos.




Al final, un total de 7:08 de la parte menos dura de todo el medio Ironman, la prueba en si. Una vez acabas, en la carpa después de meta había todo un festín propio de Asterix y Obelix, con bocadillos, pastas, bebidas, etc. Tenía mucha hambre, pero no tenía el estómago para muchas fiestas, y no me entraba nada, a duras penas me comí un sandwich, que rabia!. En la carpa me encontré con el amigo de mi primo, con quien también había hecho el reconocimiento del circuito un mes antes, y me pregunta por él. Le digo que lo había visto en el Montseny, pero luego en el running no lo había visto y me extrañaba y preocupaba. Después de comentar la jugada con él, salgo fuera para ver a mi familia, los pobres tuvieron que hacer su particular carrera yendo de un sitio para otro para seguirme. Cuando ya había pasado mucho rato desde que había terminado, y ya iba para boxes a buscar la bici, a lo lejos veo como un espejismo un triatleta que parece ser mi primo, a medida que se acerca veo que si que es él, le pregunto si es la última vuelta y con las pocas fuerzas que le quedan, me hace gestos de que si, que ya acaba. Una gran alegría y un gran colofón a la jornada. Sabía que le iba a costar, pero confiaba en que terminara, los Velasco somos gente muy constante, y siempre terminamos lo que empezamos.



Haciendo balance deportivamente hablando, la natación bien, apliqué la primera "C" del triatlón: Calma. En piscina la distancia la hago en 6 minutos menos, pero las sensaciones fueron buenas, es una referencia para saber que en un futuro puedo apretar un poco más y me sirvió para ir cogiendo cada vez más confianza en nadar en aguas abiertas. La bici floja, soy un "globero" irreductible y a veces me cuesta diferenciar de una salida  dominguera de una competición, tengo que aprender a salir más con el cuchillo entre los dientes. Mi mujer me dijo que tanto cuando salí del agua como cuando llegué de la bici sonaba la canción de "Happy", yo creo que esa podría haber sido la banda sonora del tramo de bici, me lo pasé en grande en ese segmento. Y del running acabé bastante decepcionado, había hecho algunos entrenos con transiciones en los que me había encontrado muy bien, y me esperaba hacerlo bastante mejor, pero al final me fallaron las fuerzas y acabé pidiendo al arbitro la hora.




Cuando terminas es como acabar de saltar un precipicio, miras para atrás y piensas como "cojones" lo he hecho?. Irremediablemente piensas en un Ironman, pero es una burrada. Me imagino llegando a meta y que me dijeran:"vamos chavalote, ves todo lo que has hecho?, pues ahora a repetirlo, y rapidito que sino te cierran el chiringuito".


Hace tres años fui a ver esta prueba, y desde entonces soñé con cruzar esa meta, por eso me apunté al Gavà Triatló. En realidad eran dos sueños, he podido cumplir uno, el otro no ha sido posible, es algo que me guardo para mi.

Al final descubres que el sueño no estaba en cruzar esa meta, ni ninguna meta. El sueño estaba en el camino, en todas las personas que he conocido, en todas las experiencias vividas, en todas las montañas emocionales y físicas que he subido y bajado, el sueño estaba en cada brazada, pedalada y zancada que he dado. La vida es un sueño, la vida es sueño.



Vídeos de la prueba:



Resumen Ironman 70.3 Barcelona en Ràdio Calella Televisió




2 comentarios:

  1. Muchas felicidades, muchas enhorabuenas y mucha alegría de ver que hemos arrancado de cuajo la espinita del año anterior. Tu pinta es realmente estupenda ("para ser triatleta primero hay que parecerlo", jejeje) y me encanta la reflexión final, en el sentido de dar más importancia al camino que a la meta. Ese es el modo de disfrutar de todo esto. Un fortísimo abrazo, crack!!!

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  2. Gracias "Draki" (lo siento, no me sale llamarte de otra forma ;) ), pues si, ya que no vamos a ganar nada a disfrutar con lo que haces!. A ver si me avisas cuando vengas por aquí y vamos a correr un rato, queda pendiente ir a correr un día por la carretera de les aigües.

    Un abrazo.

    Javi.

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